El vínculo afectivo con un perro difiere entre mujeres y hombres, así como entre parejas con y sin hijos

Convivir con una mascota mejora nuestra calidad de vida, así como nuestra salud física y mental. Más allá de estos efectos comunes a todos, ¿ha oído decir que los hombres se relacionan con los animales de distinta forma a como lo hacen las mujeres? ¿O que una mascota es un sustituto para las parejas que no tienen hijos? ¿Tienen fundamento científico tales afirmaciones o por el contrario son producto de la cultura popular?

Un reciente estudio llevado a cabo por especialistas españoles y británicos sugiere que, en efecto, algunas de estas diferencias son ciertas. En la investigación han participado expertos de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud, adscrita al Departamento de Psiquiatría de la Universitat Autònoma de Barcelona y al Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones (INAD) del Parc de Salut Mar.


La relación global con un animal de compañía puede dividirse en tres aspectos fundamentales: cómo nos comportamos, qué vínculo afectivo establecemos y cuál es el impacto de la convivencia en nuestra calidad de vida.

En relación con el género, las mujeres muestran puntuaciones más elevadas que los hombres en los aspectos afectivos de la relación. Hombres y mujeres se comportan de forma similar a la hora de jugar o de dar a su perro una golosina. Sin embargo, las mujeres se muestran más afectuosas y le compran “regalos” con más frecuencia que los hombres.

En referencia a la estructura general de la familia, las personas sin hijos se muestran particularmente cercanas a su perro en el plano emocional. Sin embargo, consideran que tener una mascota afecta más a su calidad de vida que las personas con hijos, en la medida en que ello limita la realización de determinadas actividades. Aun así, su grado de satisfacción por convivir con una mascota es muy elevado.